No tenía intención de hacer una reseña tan larga, pero como me he ido enredando sin darme cuenta he preferido retomar el formato de epígrafes numerados que he estrenado en 2021 para intentar agrupar ideas y que sea más comprensible (o eso espero). Allí voy, pues.
I. La trama
La autora/protagonista de Valle inquietante se incorporó al mercado laboral como asistente en una editorial de Nueva York. A pesar de que tanto su vocación como su formación universitaria la situaban en ese sector, tras dos años en ese puesto no le quedó más remedio que reconocer que su carrera no tenía muchos visos de progresar. Así que en 2013 decidió probar suerte en el mundo de las startups tecnológicas, tan en auge en aquellos años. Empezó en una empresa que prometía revolucionar el mercado editorial a través de un modelo de suscripciones, pero duró bastante poco. Animada por sus tres jóvenes ex-jefes se mudó a San Francisco, cuna de Silicon Valley y meca de miles de recién titulados en carreras técnicas, que peregrinaban a esa ciudad de la costa oeste dispuestos de aplicar sus grandes conocimientos a ideas rompedoras destinadas a mejorar el mundo. A lo largo del libro veremos como Anna Wiener toma conciencia del verdadero papel de las startups en la sociedad, que por desgracia se caracterizará más por las sombras que por las luces.
II. Fundamentos
Para alguien con un rechazo tan marcado a las tecnologías de la información y las comunicaciones como yo, un libro que se presenta como el relato en primera persona de una trabajadora de las startups se prometía una joya. Es cierto que llevan años escuchandose voces críticas sobre los riesgos de las redes sociales, la captura de datos no autorizada de los navegadores o la publicidad no deseada en Internet (por mencionar solo unas pocas prácticas habituales pero cuestionables), con lo cual no es que fuera a contar nada nuevo. Pero en cualquier caso al tratarse de una experiencia contada desde dentro, tenía toda la pinta de ser una delicatessen para quienes escoramos al neoludismo. Bien, no voy a negar que Wiener apunta cuestiones de gran calado sobre la ética de las startups, los inversores de capital riesgo que las financian o la moral super laxa de los jovencísimos CEOs, CTOs y empleados, pero por desgracia se pierden en el marasmo de preocupaciones propias de una mujer adulta joven que está buscando su lugar en el mundo y enfrentándose por primera vez con las dificultades propias del mercado laboral. Y ese interminable girar en torno a sí misma, que por darle un nombre innovador podríamos calificar de 'autobiografía de crecimiento' o Bildungsautobiografie, consituye el 80-90% del libro. Supongo que a los lectores en la veintena-treintena, algo así les será de utilidad porque les permite reconocerse. Pero a mí personalmente toda esa problemática me queda muy lejos, de ahí que la lectura me ha resultado tremendamente insustancial. Aunque no todas las molestias vienen por el tema tratado (que se resume en 'Anna Wiener y sus cosas'), sino también por el estilo.
III. La obra
Wiener escribe sobre su vida y su experiencia en las startups como si de un folleto de marketing de una empresa tecnológica se tratara. Es aséptica y simple. No transmite emoción ninguna. Da la sensación de querer exponer los problemas que causa este modelo empresarial, pero desde un distanciamiento y con una frialdad tal que hace que te preguntes si de verdad le importan los terribles efectos de sus aplicaciones y productos en la sociedad. Ese papel de observador no participante, sin implicación, se complementa con su marcado interés en no molestar. En no decir nada demasiado visceral que pueda ofender a alguien o bien crearle problemas a ella misma. De ahí por ejemplo que no se mencione el nombre de ninguna compañía en todo el libro. Se limita a repetir constantemente descripciones para que podamos identificarlas: la super tienda online; un conglomerado de software con sede en Seattle; la red social que odiaba todo el mundo; el gigante de los buscadores de Internet; la compañia de análisis de datos; la plataforma de microblogging, y un largo etcétera. Por otro lado, su prosa exhibe características muy molestas y por desgracia habituales en muchos escritores jóvenes pero que se pueden resumir con una sola palabra: vanidad. Un claro ejemplo es la exhibición gratuita e innecesaria de sus conocimientos (name y brand dropping para que sepamos la marca de un vino, el tipo del restaurante al que van o el plato que se van a comer, pasando por el nombre del cantante o del grupo que están escuchando). Detalles totalmente irrelevantes que inundan todos los párrafos y que no aportan ab-so-lu-ta-men-te-na-da. Y tampoco nos olvidemos de la sobreabundancia de símiles y comparaciones para que reconozcamos su gran inventiva y originalidad, ¿para qué poner solo uno si podemos poner tres? Pues bien, para Babelia estamos ante uno de los 50 mejores libros de 2021. Ahí es nada.
IV. Contexto socioeconómico
La propia autora se encarga de hacernos sabe que procede de una familia de clase acomodada, tanto es así que casi se disculpa por no haber tenido que pedir un préstamo para afrontar sus estudios universitarios, que pagaron sus padres al completo. No resulta extraño pues, que sus críticas al sistema sean tan tibias. Por más que mencione el machismo y la discriminación que sufre la mujer en las startups, no deja de presentarlo como un problema coyuntural contra el que poco puede hacer ella. Su toma de conciencia con los problemas reales que estas empresas están creando en San Francisco (gentrificación, alquileres desorbitados, especulación inmobiliaria, desplazamiento de los residentes originales, etc.) se expone con una indiferencia que resulta ofensiva. En todo caso esa indolencia resulta más fácil de entender al conocer sus orígenes. He de reconocer que lo más probable es que la culpa de haber sufrido este descalabro sea mía por haber esperado un panfleto incendiario en contra del tecnocapitalismo después de leer el resumen editorial, cuando en realidad de lo que se trata es de las afectadísimas memorias de una pija que trabajó en Silicon Valley cuando era veinteañera.
V. Conclusión
En definitiva, el interés de este libro, si es que tiene alguno, lo encontrarán los millenials que quieran verse reflejados en una de los suyos en uno de sus momentos de gloria, aunque sean de un agridulce relativo que solo apreciarán los que han nacido en muy buenas familias. Wiener ha tenido una oportunidad estupenda para poner en entredicho el modelo capitalista que conduce a que jóvenes de poco más de veinte años manejen millones de dólares y busquen riqueza y poder sin mostrar muchos escrúpulos a la hora de conseguirlo. Pero acomodada en el colchón de un sueldo de seis cifras, y con una red de seguridad familiar muy bien afianzada, lo ha dejado pasar y se limita a narrar su crecimiento personal con algunas pinceladas críticas aunque muy respetuosas con todo el mundo. Las frustraciones que se producen inevitablemente tras entrar en el mundo adulto han sido narrada por todas las generaciones. Visto el resultado aquí, no creo que resulte difícil encontrar obras de escritores de más talento.
Gracias por el aviso.
ResponderEliminar@Palimp: Solidaridad entre lectores ante todo ;)
ResponderEliminarUff espectacular reseña. Hacía poco había oído hablar de Anna Wiener y por alguna razón me había llamado la atención esta obra... Luego de leer tu reseña dudo que me interese.
ResponderEliminarRodrigo Romero: Gracias por la confiaza :) En mi opinión es una pérdida de tiempo. Un bluff absoluto.
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