20 mar 2021

Relatos sombríos - Edith Nesbit

Más cuentos victorianos de terror, esta vez a cargo de Edith Nesbit, que según nos aclaran en un breve prólogo que los antecede, es más conocida por sus relatos infantiles. En estas píldoras de horror nos encontramos con un formato muy, muy parecido al que veíamos hace apenas un mes en El carruaje fantasma y otras historias sobrenaturales, de Amelia B. Edwards: el narrador(a) nos relata en primera persona unos hechos sobrenaturales en los cuales participó en mayor o menor medida. Unas veces es el propio protagonista, otras un familiar o amigo que se vio implicado en los sucesos. El relato toma así forma de confesión que comienza siempre con una disculpa por la más que probable torpeza en la redacción de la misma, pues nuestro humilde narrador no se dedica a la escritura. También encontraremos con que el final, bastante previsible en todos los casos, se irá haciendo cada vez más evidente a medida que se acumulan los acontecimientos página tras página, con frases finales que fueron escritas con el ánimo de resultar escalofriantes, pero que al lector contemporáneo van a resultar más bien entrañables. Los títulos incluídos en Relatos sombríos son:

  • La estatua de mármol
  • Desde el reino de los muertos
  • La tercera sustancia
  • La boda de John Charrington
  • La sombra
  • Los cinco sentidos
  • El marco de ébano
  • En la oscuridad
  • El coche violeta
Los temas tratados suelen ser los del gusto de la época: fantasmas, apariciones, maldiciones, espíritus que vuelve de entre los muertos. Hay eso sí enfoques algo más originales, que abarcan desde introducción de elementos de la ciencia y la tecnología ('La tercera sustancia', 'Los cinco sentidos', 'El coche violeta') o aspectos propios de la sociedad victoriana, como el vegetarianismo o el rechazo a la vivisección ('Los cinco sentidos', 'En la oscuridad'), que no son siempre presentados como positivos. En definitiva una lectura sencilla y ligera, muy interesante desde el punto de vista histórico y de evolución del género. No creo en ningún caso que los contenidos sorprendan a ningún aficionado.

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