18 dic 2020

Memorias de un hijueputa - Fernando Vallejo

Todo lo que huela a humano apesta. No lo digo yo, lo dice Fernando Vallejo en Memorias de un hijueputa. Y a divino, que lo añado yo de mi cosecha después de terminar el libro y leer cientos de críticas vitriólicas a las religiones, con el catolicismo a la cabeza. Aunque no cabe duda de que estamos ante una narración que mezcla biografía, crítica, y literatura del yo, en esta ocasión viene disfrazada de autobiografía de un dictador (álter ego suyo, evidentemente), a quien los militares han puesto en el poder para que solucione los problemas de Colombia. En realidad, no hay muchas novedades en este texto respecto a otras referencias suyas ya en mi haber. Una colección de dislates, en algunos de los cuales admito que tiene parte de razón, pero que al exponerlos con esa jactancia suya tan chulesca y arrabalera, quedan por desgracia a la altura de una pataleta que como mucho provoca alguna sonrisa cómplice si compartimos sus opiniones.

En orden aproximado según el número de apariciones, el escritor colombiano vierte su bilis sobre:

  1. Colombia. Su clase política, su pueblo, su historia.
  2. Religiones. Desde un enfoque político e histórico. A la cabeza, el catolicismo y los papas. En menor medida, islam y judaísmo.
  3. España. Su nefasta influencia en Colombia y América Latina. El rey Juan Carlos I.
  4. La familia, la natalidad; sobrepoblación y antinatalismo.
  5. Por último también hay cizaña para una serie de temas variados que cruzan las páginas aquí y allá: los derechos de los animales, el uso del idioma español, la ciencia, algunos músicos y escritores, etc.
A destacar sin duda su faceta anticientífica y negacionista, algo con que no me había topado hasta ahora. Desde el rechazo de la existencia del VIH al cuestionamiento de la teoría de la relatividad, el autor colombiano apunta alto a la hora de poner en entredicho realidades científicas que damos por válidas y que en su opinión, son dogmas interesados y con unos fundamentos más que cuestionables. Ahí queda la cosa. Según nos aclara, títulos suyos como Manualito de imposturología física, La tautología darwinista o Las bolas de Cavendish desarrollan sus ideas en este campo. Aunque creo ya he cubierto el cupo de fobias y filias de Vallejo sobre sociedad, política y humanidades, he de reconocer que esta faceta suya que desconocía me llama la atención por estar tan fuera de la norma. Cuando vuelva a apetecerme leerlo, iré a por uno de ellos.

5 comentarios:

  1. Yo ya conocía esa faceta. Es tan negacionista que ha desarrollado unas matemáticas propias -totalmente delirantes- porque las que usamos los demás le deben parecer demasiado mainstream. Como escritor es buenísimo pero como pensador... ejem ejem

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  2. @Palimp: Yo tampoco lo veo tan, tan buen escritor. No es que sea malo, pero quizás lo más atractivo es que ha mezclado literatura y vida en uno, y el personaje iconoclasta y contestatario que ha creado para sí mismo al menos es original y llama la atención.

    @el convincente gon: ¡Por favor! ¡Todo el mundo sabe que 2+2=11! (en base 3, claro)

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  3. Solo conozco al autor por una que otra reseña leída o recomendación recibida. Éste libro en sí me llama la atención por como se desahoga con la política colombiana que lleva años sumergiendo al país en conformismo, pobreza, ignorancia, violencia y tiranismo.

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  4. @Escritor anubarrado: Como habrás podido comprobar, en este blog la crítica social es más que bienvenida. Vallejo es muy interesante desde luego. Otra cosa es que a base de repetir siempre lo mismo, termine cansando. De nuevo gracias por tus comentarios.

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