En lo que va de años solo había reseñado dos cómics. El tercero va a ser
Las crónicas del sin nombre, con el que me he tropezado por casualidad buscando otro libro por entre las estanterías. Debe de ser el último (o casi), de los que me quedan por leer de todos los que compré sin control ni criterio cuando estaba subscrito al boletín de ofertas de
Bibliostock. Y bien que hice en darme de baja, porque aunque los precios eran de risa, era comprar por comprar. Consumir como vía de escape a algo que no iba del todo bien en mí. Por suerte en esta ocasión me he topado con un tomo muy ligerito e interesante que ha sido un gusto leer.
Estamos ante un libro que recopila los siete relatos cortos independientes y autoconclusivos que
Luis García publicó bajo ese título genérico en la revista francesa
Pilote entre 1973 y 1979. Los guiones corren a cargo de
Víctor Mora, quien con una base de género fantástico más o menos pronunciada, incorpora en cada una de ellas elementos propios de otras temáticas. El vínculo entre todos los relatos es un ser desconocido e innominado que vaga por el universo y que a cada poco se introduce en algún ser humano para compartir de manera pasiva su cuerpo y sus experiencias. En realidad esto es más que una excusa narrativa bastante simple para hacer un conjunto de todas las historias, ya que este ente no influye en la acción en absoluto. Los títulos y géneros son:
- El Edelweis bajo el hielo (bélico)
- El invierno del último combate (bélico, histórico)
- Love Strip (denuncia, político)
- La rosa de Mohave (western)
- El parking del fin del mundo (ciencia-ficción)
- El naufragio infinito (ciencia-ficción)
- Stormy Weather (intriga)
García dibuja en tinta negra exclusivamente. Tiene tal grado de perfección y detalle que sólo se puede calificar de hiperrealista. En algunas viñetas incluye efectos en negativo o fundidos en negro para resaltar algún elemento o personaje, algo que se agradece al aportar algo de contraste visual y dinamismo a tanta minuciosidad. En definitiva un tomo muy chulo y entretenido que se lee en un pispás, y que como no podía ser de otra forma, está considerado un clásico del cómic español de vanguardia.
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