Es difícil definir qué tipo de artefacto narrativo es La guerra de los dos mil años. En una primera opción tendríamos una novela compuesta de capítulos breves que comparten la temática fantástica (en el sentido más amplio), y un par de personajes comunes: el narrador, una voz masculina cuyo nombre no se revela, y su pareja, una mujer a quien solo se menciona con el pronombre 'ella'. La segunda opción consiste en verla como un conjunto de veinte relatos cortos que se pueden leer indepedientemente y que constituyen una crítica al orden político y social de la España de la dictadura de Franco. ¿Por cuál decidirse? Lo cierto es que ambos enfoques son posibles simultáneamente, de hecho algunos capítulos sueltos han sido incluídos en antologías sobre el relato fantástico español del S. XX. Sin embargo yo diría que esa cohesión en torno al tema central y el hilo conductor que supone el viaje que emprenden el narrador y su pareja inclinan la balanza hacia el primero.
En cualquier caso se trata de una narración de lo más sorprendente e innovador. Francisco García Pavón expone las vergüenzas del régimen de Franco y de la sociedad en general a través de unos textos con una innegable componente experimental y rebosantes de alegorías. Se trata de historias en que lo onírico, lo surrealista y lo absurdo surgen a partir de tramas donde lo fantástico proporciona el sustrato perfecto para transmitir ideas sin exponerse al aparato (anti)cultural del régimen. Esto sin duda ayudaría a que esta publicación sorteara la censura en 1967, pero no hace falta ser muy avispado para leer entre líneas y detectar una denuncia implacable al franquismo, al modelo de familia y sociedad que impuso, a los países que miraban a otro lado ante sus tropelías, a la España de pandereta (toros, flamenco), al consumismo, a la imposición del castellano como lengua única, etc. De todas formas no todos los relatos tienen una lectura fácil. Los hay que no dan muchas pistas de su intención, pero bueno ya estoy curtido con los cut-ups de Burroughs o el Ballard más inclasificable. Todo lo cual no es óbice para que resulte extraordinario, tanto por su originalidad como por su capacidad para inquietar y provocar la reflexión.
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