7 jul 2020

La Reina del Sur - Arturo Pérez-Reverte

Teresa Mendoza es una joven de poco más de veinte años que tiene que salir huyendo de México porque los narcos han matado a su pareja. El Güero Dávila, que así se llamaba, pilotaba una avioneta para pasar a EEUU la droga de un cártel de Sinaola, pero descubrieron que aprovechaba los viajes para pasar su propia mercancía. Así que por esas extrañas fidelidades que aplican en el mundo de la mafia, Teresa está también condenada. Sin embargo con ayuda de un antiguo patrón del difunto consigue llegar a España. Empezando en Melilla y después afincándose en la Costa del Sol, logrará crear un imperio basado en el tráfico de droga de terceros por todo el Mediterráneo.

La Reina del Sur es la primera novela que leo de Arturo Pérez-Reverte. Vaya por delante que en general no me gustan nada las historias de gánsters y cárteles de la droga, pero también es verdad que alguna película de mafiosos me ha sorprendido muy positivamente. Me cuesta recordar alguna que no sea de Guy Ritchie, pero con las suyas me vale como ejemplo. Así pues este título ya empezaba con bastante mal pie, y por desgracia para mí el autor cartagenero no ha conseguido dar con lo que hace falta para entusiasmarme cuando se trata de novela negra y crimen organizado.

El gran problema que tiene este libro es su total y absoluta linealidad. Son casi quinientas páginas de narración donde todo se da mascadísimo al lector. Con la complejidad narrativa de un cuento para niños, pero contenido para adultos. Primero A, que nos lleva hasta B. De B nos trasladamos a C. De C a E pasando por D. Así unos doce años de trama. Construida a modo de falso reportaje biográfico, un famoso reportero está llevando al papel la historia de Teresa Mendoza, y para ello, en las entrevistas con que se abren los capítulos se nos dará un adelanto sobre diferentes sucesos que han marcado la vida de la sinaolensea a modo de introducción. A continuación, dichos acontencimientos se desarrollarán por los diferentes personajes que la acompañaron desde su precipitada salida de su país. Este formato se repite capítulo tras capítulo y llega a ser bastante cansino. Como aburrida y cansina es la obsesión por la veracidad que impregna las páginas. La afición al detalle y la exactitud que demuestra Pérez-Reverte podría ser útil en un informe geológico, pero es totalmente innecesaria para una novela. Ese exceso de celo documental y wikipédico lastra el contenido hasta límites de lo absurdo. Porque por mucho que la protagonista se dedique al transporte de droga por medios marítimos, ya me diréis a mí qué utilidad tiene para la historia saber que:
"Las hélices de acero que acababa de instalar -una levógira y otra dextrógira, para compensar el desvío producido por la rotación- tenían menos diámetro y más paso helicoidal que las originales de aluminio;"
Pero ese afán por la versolimilitud también tiene su lado bueno. Por ejemplo la voz de todos los personajes mexicanos está muy lograda y por lo menos desde mi punto de vista, suenan mexicanos de verdad. Lo cual supone terminar saturado de pinches, güeys, güeros, cabrones, órales, diminutivos, la madre esto y el padre aquello, etc. etc. Y también hay que reconocer que el escritor ha trasladado al papel con un verismo que espanta todo el cutrerío del submundo de la droga en España durante los años en que transcurre la acción (la década de los 1990s y principios de los 2000s más o menos). En lugar de sordidez y marginación lo que tenemos son nuevos ricos haciendo ostentación de su poderío económico: cochazos de lujo, relojes caros, solomillos en los mejores restaurantes de Madrid, carabineros y mariscadas las playas de la Costa del Sol, jamoncito y fino en Jerez. Un horror. Lo cual tiene mérito porque transmite a la perfección la imagen de falso glamour y éxito en aquellos años de pelotazos de dudosa legalidad (urbanísticos, políticos, etc.).

Tampoco es que los personajes tengan mucha profundidad. Y mira que casi 500 páginas dan para desarrollarlos. Pues no hay manera, super planos. Ya sean narcos mexicanos, la clase alta andaluza, la capos gallegos, los militares marroquíes o los mafiosos rusos también afincados en las costa malagueña, ninguno tiene ningún rasgo con el cual podamos identificarnos mínimamente. En que podamos reconocer algo nuestro para conectar, por poco que sea. Por cierto que curiosamente hay un personaje homosexual de cierto peso: Patricia O'Farrell, socia de la protagonista. Y como no podía ser de otra forma, muere, cumpliendo así con el estereotipo sobre gays y lesbianas en la literatura. De hecho se suidicida porque estaba enamorada de Teresa desde que se conocieron en la cárcel y nunca pudo superar su desinterés sentimental.

Resumiendo, pasará mucho, mucho tiempo antes de que lea otra novela de Pérez-Reverte. Por cierto ya la tengo, otra de esas jugarretas que me hago a mí mismo por pasar tanto tiempo en tiendas de libros de segunda mano. En cualquier caso no creo que mi rechazo a su obra afecte ni a su popularidad ni a su bolsillo. A pesar de todos los inconvenientes que he señalado, podéis comprobar que la he terminado. Lo mismo daría haberla abandonado pero es tan fácil de leer que una vez empezada, no me ha supuesto esfuerzo seguir. Todo lo más me ha creado algunas dudas más sobre leísmo, loísmo y verbos transitivos. Pero como estamos ante un académico de la lengua, será seguramente problema mío.

4 comentarios:

  1. Ahahaha, es que es interesantísimo saber lo de las "hélices de acero" XD XD XD, será que no somos cultos, naaaah :) Igual es un autor que me gusta/no me gusta dependiendo de las obras, mitad buenas y otras no tantas.
    Muchas gracias por al reseña

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  2. @Scabbers: Entonces espero tener más suerte con la que me está esperando en alguna de las estanterías de casa (gracias, tiendas Re-Read, de verdad muchas gracias). Si mal no recuerdo es La carta esférica. De todas formas no esperéis la reseña hasta pasados 3-4 años más o menos, lo tengo clarinete ;)
    Gracias por pasarte por aquí y comentar.

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  3. Hola:
    Si quieres probar con la novela negra, te recomiendo más bien a James Ellroy, Jim Thompson, o Elmore Leonard que a Pérez-Reverte. Es más, te recomiendo antes a cualquier escritor de cualquier género que a Pérez-Reverte...; )

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  4. @Juan G.B.: La verdad es que el género negro no está entre mis favoritos porque en general suele ser muy cliché y Pérez-Reverte aquí no ha parado de meter uno tras otro. Hay cosas que me gustan, sí, pero tienen que salirse de lo convencional. Te haré caso con James Ellroy, recuerdo que leí L.A. Confidential hace años por recomendación de un compañero de trabajo y me encantó. Gracias por las pistas y por tu comentario.

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