Como recordaréis (es una forma de hablar, por supuesto; no espero que nadie recuerde las tontunas que escribo aquí), en 2018
Ian Watson se me reveló como el más grande descubrimiento de la ciencia-ficción afín a mis gustos después de
Philip K. Dick. Después en el sentido temporal, ojo; no prentendo entablar una competición entre uno y otro. No en vano en aquel año me leí cinco libros suyos sumando novelas y compilaciones de relatos cortos. Ni que decir tiene, este atracón vino acompañado de una búsqueda febril de sus libros en Internet. Durante unos meses anduve como loco rastreando
iberlibro y haciéndome con todo lo que encontraba de este autor. Uno de los tomos que compré fue
El cerebro del más allá, que con el subtítulo de
'Una opereta espaciotemporal', ya deja bastante claro por dónde van los tiros. De hecho, ya sea por adoptar un formato breve o bien por el desparpajo de
Watson, hasta el momento es la única
space-opera (¿space/time-opera?) que no me ha parecido un insulto a la inteligencia.
El escritor británico, con esa desenvoltura suya tan dicharachera, nos trae una historia de aventuras que está plagada de temas propios del género en su versión más clásica, entre las que se incluyen:
- Alienígenas hibernando en las profundidades de la Antártida
- Viajes en el tiempo (con ese subtítulo solo faltaría que no los contemplase).
- Meteoritos impactando con la Tierra
- Artrópodos mutantes hipertróficos
- Colonización de nuestro sistema solar
- Etc.
Estos elementos se mezclan sin descanso y sin pudor ninguno. Y por si eso no fuera suficiente
, Watson imprime a la novela su toque personal característico al incluir también inteligencias artificiales, cuestiones medioambientales o filosófico-religiosas y mucho humor. El enfoque de este último comprende por un lado juegos de palabras, supuestamente ingeniosos pero bastante simplones en mi opinión, y por otro planteamientos que entroncan con el absurdo y la intertextualidad. Sin duda estos últimos son los que más me han hecho disfrutar. Por lo demás el libro se lee en un par de sentadas y no deja de ser un divertimento sin demasiadas pretensiones. Aun así hay que reconocer que a nivel narrativo es muy compacto y coherente, cosa que según en qué casos al escritor afincado en Gijón le cuesta conseguir.
Que sepas que ahora mismo Ballard (el segundo escritor más reseñado en el blog) se está revolviendo en su tumba.
ResponderEliminar@el convincente gon: Ballard está fuera de género. No creo que le afecten unas minucias sobre rivalidades en la ciencia-ficción.
ResponderEliminar;)