18 feb 2019

Siete casas vacías - Samanta Schweblin

Samanta Schweblin juega con lo extraño dentro de lo cotidiano en los siete relatos cortos incluídos en Siete casas vacías. Unas pinceladas de rareza, de locura, definen el carácter de sus personajes. Los protagonistas exhiben unos desvaríos que sin llegar a ser peligrosos podrían provocar un desastre. Sobre todo cuando se enfrenta a su entormo más cercano. Los textos oscilan entre el desasosiego y la angustia. Todos transcurren en entornos de lo más corriente, en contextos en que sin duda podremos reconocernos. Schweblin toma siempre como punto de partida las relaciones familiares, de pareja o de proximidad, por ejemplo entre vecinos, que demuestran ser una fuente inspiración estupenda. Quizás por eso las sensaciones que transmiten son tan vívidas. Los títulos de los relatos son:

  • Nada de todo esto
  • Mis padres y mis hijos
  • Pasa siempre en esta casa
  • La respiración cavernaria
  • Cuarenta centímetros cuadrados
  • Un hombre sin suerte
  • Salir
A pesar del hilo conductor comentado, cada uno de ellos tiene unos matices diferentes. Desde la inquietud y las preocupaciones que provoca una madre inestable en 'Nada de todo esto' (mi favorito), al toque humorístico entrañable de 'Mis padres y mis hijos'. La pena por la pérdida de un hijo de 'Pasa siempre en esta casa' o la aceptación de la vejez y la enfermedad como antesala de la muerte en 'La respiración cavernaria', para mi gusto el más crudo del volumen. 'Cuarenta centímetros cuadrados' y 'Salir' comparten un cierto malestar existencial. No obstante 'Un hombre sin suerte' se sale un poco del nexo común del resto de cuentos, que en conjunto ganaron el IV Premio Internacional de narrativa Breve Ribera del Duero en 2015. También este último tiene un galardón (Premio Internacional de Cuento Juan Rulfo 2012), y desde luego es una pieza excelente. Es solo que su temática deja de lado esa "demencia cercana" para mostrarnos una turbadora historia de pedofilia que sin caer para nada en el morbo fácil, mezcla magníficamente el punto de vista del adulto y la niña. 

El volumen apenas pasa de las 120 páginas, así que los cuentos no son demasiado extensos. En ese sentido sólo 'La respiración cavernaria'  destaca sobre los restantes. La prosa de la autora argentina es muy ágil y directa. Con frases cortas sin artificio ni ornamentos inútiles. Abundan eso sí, los términos y construcciones propias del español que se habla en su país, que a mí por lo menos me parecen super refrescantes y son un motivo más de atractivo para el libro. Tendré que seguirle la pista. Más reseñas en Libros prohibidos, La esquina de ese círculo y El alma de la piel.

4 comentarios:

  1. Me alegro de que te haya gustado, Cities. Y gracias por el link. Tengo la Esquina un tanto abandonada desde el cambio de año, pero sigue abierta y seguiremos leyendo. Tengo varias recomendaciones tuyas pendientes.

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  2. @Lucas Despadas: Siendo sincero creo que habría disfrutado más esta colección si no la hubiera leído justo después de El señor de las muñecas. Porque los cuentos de JCO son tremendos, ¡¡¡tremendos!!! Gracias por pasarte por aquí, espero que puedas retomar el blog pronto. En cualquier caso yo también tengo todavía recomendaciones tuyas a las que dar salida.

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  3. Hola Cities, leí de Schweblin este libro y Pájaros en la boca. No tenía un recuerdo significativo de Siete casas vacías pero leyendo otras opiniones en un blog amigo decidí releer La respiración cavernaria y debo admitir que es un gran relato.

    Saludos

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  4. @Gabriel Diz: Estoy contigo, es angustioso y muestra la realidad de la vejez y la enfermedad sin concesiones, lo cual resulta terrible. Pero como historia me parece impecable. Un saludo y gracias por tus comentarios.

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