11 abr 2022

La cita - Katharina Volckmer

La contraportada de La cita se abre con este resumen:
Una joven alemana residente en Londres acude a la consulta de su médico, el doctor Seligman. Durante la visita empieza a hablar y sigue hablando y no para de hablar... El resultado es un torrencial monólogo en el que la chica habla sin tapujos mientras el médico la examina y ella ve tan solo la parte superior de su cabeza.
De esto trata esta novela corta de poco más de 130 páginas escrita por Katharina Volckmer, que también es una joven alemana residente en Londres. ¿Y de qué habla su alter ego literario? Pues de muchas cosas, algunas tremendamente actuales (o quizás más bien eternas), como la familia, la maternidad, el machismo, los roles de género, la sexualidad o el feminismo; otras podrían parecernos superadas pero nada más lejos de la realidad, de hecho más de 75 años después de su finalización siguen condicionando la identidad alemana: su responsibilidad en la II Guerra Mundial (se podría trazar un paralelismo obvio con la Guerra Civil Española).

El soliloquio de la protagonista es ágil, mordaz, divertido, irreverente, crudo, revelador. Las reflexiones que Volckmer nos hace llegar a través de esta mujer cuyo numbre no llegamos a saber me han parecido muy agudas y acertadas, y he disfrutado mucho de este librito que se lee en una sentada o poco más. Ahora bien, las notas de la contraportada también apuntan que el «tono vehemente y visceral» del texto «no [está] muy alejado del de Thomas Bernhard». En mi opinión se trata de una afirmación cogida con alfileres incluída como reclamo comercial sin base real. Porque el texto de Volckmer carece de la densidad, desesperación y horror característico del autor austriaco. Insisto en que la novela me ha parecido absorbente, pero compararla con Bernhard no le hace ningún favor.

2 comentarios:

  1. Lo he leído hace poco, tenía miedo de que fuera una filfa precisamente por las frases elogiosas de la contraportada, pero está muy bien.

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  2. @Palimp: ¡Filfa, qué palabra tan fantástica y tan olvidada! Tienes razón, los elogios de la contraportada están un poco desmadrados, jugarían en su contra si no fuera porque en realidad Volckmer lo hace muy bien sin necesidad de comparaciones que según en qué caso están bastante fuera de lugar.

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