Un crítico e historiador literario especialista en el difunto poeta Jeffrey Aspern se entera a través de otro erudito de que es muy probable que una antigua amante del escritor, Juliana Bordereau, ya anciana, cuente con una extensa colección de cartas, objetos y documentos del artista. Así pues, nuestro intrépido protagonista se traslada a Venecia, que es donde la vieja musa/amante vive en semirreclusión voluntaria con su sobrina Tita, con la artera intención de engatusarlas y conseguir acceso a dichos papeles, que espera puedan arrojar algo de luz sobre la vida privada del laureado poeta. Su plan pasa por instalarse como huésped realquilado en el palazzo donde residen las dos mujeres, y una vez dentro ganar su confianza usando todos los medios a su alcance dentro de la legalidad, aunque moralmente puedan ser reprobables.
Los papeles de Aspern es una novela corta de factura muy clásica: presentación muy explicativa y descriptiva, nudo con conflictos y dificultades, desenlace que incluye sorpresa. Narrada en primera persona por el crítico protagonista, cuyo nombre no llega a trascender, tiene un regusto más bien vetusto, con todos esos principios y esas costumbres tan decimonónicas que a una mentalidad contemporánea le cuesta creer. Pero bueno, eso le da también un toque entrañable, a cuando las cosas no eran tan tecnológicas, tan hipercomunicadas, corporativas, aldea global, era de la información, Internet de las cosas y zarandajas similiares.
Entretenida, ligera y sin una palabra de más, el objetivo es cuestionarnos los límites que ponemos para conseguir lo que deseamos. Tiene un final un poco abrupto, pero a pesar de todas las bajezas que el protagonista se llega a plantear para conseguir el material del poeta (bajezas según la óptica de la segunda mitad del S. XIX, claro), hay que admitir que el cierre se rubrica con un gesto de absoluta dignidad. Tenéis más reseñas en Un libro al día, Solo de libros y Papel en blanco, aunque hay muchas más, de hecho parece que toda la blogosfera ha leído y comentado este libro.
Hola, Cities: Estoy muy de acuerdo con tu apreciación sobre el estilo "vetusto" de esta novela y como a las personas de nuestro tiempo nos puede costar entrar en ella. Me ha hecho mucha gracia tu comentario final de que toda la blogosfera lo ha leído y comentado; lo confieso: soy una de ellas.
ResponderEliminar@Aida (meriendolibros): ¡Anda, pues entonces solo faltaba yo!
ResponderEliminar;)