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La acción transcurren en 1988 en unos Estados Unidos claramente distópicos: los ciudadanos viven en un estado policial donde las diferencias socio-económicas son extremas y la menor transgresión de las normas puede hacer que termines tus días en un campo de trabajo. Me ha parecido percibir en esta ocasión ciertas características temáticas típicamente New Wave: además de una cierta normalización del uso de drogas, tanto a nivel recreacional como para potenciar nuevos estados de conciencia y crear nuevas realidades, hay una despiadada crítica política (represión brutal de los universitarios, corrupción de las clases gobernantes) y un tratamiento provocador del que probablemente es el mayor tabú de occidente: el incesto. De todas formas, a nivel narrativo carece de la experimentación de que hizo gala este este movimiento: la redacción es muy lineal, muy académica y fácil de seguir. Tal vez por ello nos encontramos ante una buena opción en caso de vayamos a tener la primera toma de contacto con este autor de ciencia-ficción.
A pesar de que fue galardonada con un (aparentemente) prestigioso premio de ciencia-ficción, el John W. Campbell Memorial de 1975, creo sinceramente que en su producción hay títulos que destacan muy por encima del que tratamos hoy. Otras reseñas de Fluyan mis Lágrimas, dijo el Policía en Lo que pienso, con una breve pero acertado post que incluye spoilers, y en la entrada correspondiente en La Tercera Fundación. Os recomiendo que echéis un vistazo a los comentarios porque hay bastante divergencia de opiniones.
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