8 mar 2021

Iluminada - Mary Karr

La infancia de Mary Karr no fue nada fácil. Su madre era alcohólica y bastante inestable psicológicamente -por no decir una desquiciada, que probablemente sea una definición mucho más acertada-. Hizo algunas barbaridades, cosas terribles, pero terribles de verdad, que dejaron a Mary y su hermana marcadas psicológicamente. Traumatizadas. Pero las dos siguieron con su vida. Iluminada son las memorias de la autora. El relato de su vida de adulta, más o menos desde el momento en que empieza la universidad. Como suele pasar en los casos de infancias tan desastrosas, Karr repite muchos de los errores de su madre, aunque con algunas variaciones. La muestra más evidente y más terrible es que ella misma se vuelve una alcohólica. A pesar del horror en que convierte su vida, la narración de la misma es uno de los libros más fascinantes que he leído en los últimos años.

Con una honestidad y un buen humor que ya lo quisiéramos para nosotros muchos con una biografía que en comparación es un camino de rosas, Karr despliega una prosa imparable y sencilla que explora su vida sin miramientos y sin ocultar nada más que los nombres de aquellos que no han autorizado su presencia en esas páginas. Se desnuda ante nosotros en una suerte de terapia/confesión de evidentes propiedades terapéuticas. También es un poco bruta a veces, algo que parece ser habitual en los nacidos en Texas. Pero si por algo se caracteriza este libro es por lo divertido que es. Ya sé que decir algo así después de haber mencionado traumas infantiles y alcoholismo resulta contradictorio. Pero lo cierto es que la escritora norteamericana logra enfocar y relatar con muchísima gracia una historia que es, a todas luces, atroz. Fracasos, inseguridades, miedos, frustraciones, autodestrucción, adicciones, muerte,... todo lo cuenta con un desparpajo y un salero tal que no te puedes quitar la sonrisa de los labios en ningún momento. Su inteligencia y buenas artes le permiten componer un texto desmadrado que te inunda de buenas sensaciones (asombro y admiración ante el despliegue de talento del que somos testigos, por ejemplo), por más que lo que cuenta son desgracias. Sé que resulta difícil de creer pero es así. Ya sea en un accidente de coche producto de la borrachera o ingresando voluntariamente un hospital psiquiátrico, Karr no solo consigue que el drama resulte cautivador, sino además divertidísimo. Y eso es algo que no se ve todos los días.

La única pega que puedo poner al libro está relacionada con la conversión al catolicismo de la autora una vez consigue encauzar su vida. Me ha parecido la parte más cargante de las memorias. Pero no porque sea más aburrida o menos creíble. En realidad encaja perfectamente en su historia personal y tiene la misma pasión e interés que el resto. El problema radica en que todo lo que nos cuenta acerca de esa religión está tan alejado de mi experiencia personal con la misma que me resulta inconcebible. De todas formas no quiero entrar en más detalles sobre lo que se desarrolla en las casi seiscientas páginas de este volumen. Sí debo decir que saben a poco, pero por suerte hay dos tomos más: su infancia se relata en El club de los mentirosos y su adolescencia en La flor. De haber sabido que estaba ante una escritora y unos libros tan maravillosos habría empezado por el primero. Pero aunque sea en orden inverso, tengo por seguro que los leeré más pronto que tarde.

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