Me cuesta imaginar una toma de contacto con la obra de una autora desconocida que pueda ser más demoledora que la que ha supuesto
Ella dijo destruye.
Nadia Bulkin ha conseguido engancharme desde el minuto uno con sus historias. Horripilantes, devastadoras, crueles, espeluznantes. La maldad supura a lo largo de las 250 páginas de este libro. Maldad a escala humana y a escala sobrenatural. Porque están repletas de fantasmas atormentados, de espíritus condenados y demonios vengativos, de monstruos horrorosos y chamanes perversos que se encargarán de dejar bien claro la posición inferior del ser humano en la jerarquía de seres que habitan el universo. Los títulos son:
- Zona de convergencia intertropical
- Las cinco etapas del duelo
- Y cuando fue mala...
- Solo la unión salva a los condenados
- Pugelhueso
- Cabra roja, cabra negra
- Siete minutos en el cielo
- Te quiero, chica
- Vida eterna
- Violeta es el color de tu energía
- La Verdad es el Orden y el Orden es la Verdad
- Cero absoluto
- Sin dioses ni amos
Hay dos elementos que se repiten con cierta frecuencia en las tramas. Por un lado la historia reciente de Indonesia, país de origen de la escritora, y por otro, elementos del folclore local y de raíces islámicas. Los relatos que recurren a la historia tienen claros tintes políticos, ya que reflejan los abusos del ejército en su lucha contra las guerrillas y la purga de comunistas. Cuando aprovecha aspectos del folclore los cuentos resultan super originales desde el punto de vista del lector occidental. De todas formas
Bulkin emigró con sus padres a los Estados Unidos cuando tenía once años, así que también cubre temas mucho más habituales en el género que sin embargo reciben, una vez más, un tratamiento muy novedoso: leyendas urbanas, venganzas ante el abuso escolar, etc. Incluso se atreve con los
'Mitos de Cthulhu'.
La prosa de
Bulkin es vertiginosa, imparable, abrumadora. No deja ni un segundo de descanso al lector, que se ve vapuleado por unos acontecimientos cuya acción va en aumento. A juzgar lo por lo leído, son marca de la casa un desarrollo desbocado que apunta a un cierre terrorífico. Es como ver un camión de gran tonelaje yendo cuesta abajo a toda velocidad y con los frenos estropeados. Aunque prevés que solo hay un final posible sin lugar a la esperanza, resulta tan apasionante enfrentarse a todo lo que ocurre en ese breve trayecto que querrías que no acabara nunca. Es bastante simple: leedlo. Os estaréis haciendo un favor.
Apuntadísimo queda, gracias.
ResponderEliminar@Oriol: Espero que te guste. Gracias a tí por pasarte y comentar.
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