El planeta Tyree se enfrenta a su aniquilación, causada por El Destructor. Se trata de un ser cuasi omnipontente que vaga solitario por el espacio, separado del resto de sus compañeros. En su desesperación va dejando tras de sí un rastro de destrucción que afecta a estrellas, sistemas planetarios y los seres que los habitan. La especie inteligente que puebla este mundo, unos seres voladores que viven flotando en vientos eternos, utilizará sus avanzadas técnicas mentales para intentar ponerse a salvo en algún otro planeta mediante una fuga psíquica. Y ocurre que en la Tierra el ejército de los Estados Unidos está realizando un estudio sobre capacidades psi a un equipo de voluntarios civiles y militares cuyo alto número de aciertos en los tests previos podría indicar que son especialmente sensitivos a la percepción extrasensorial.
En la cima del mundo es una novela muy ambiciosa que partiendo de elementos de space-opera y misterio, trasciende estos aspectos de entretenimiento puro y duro para elaborar una teoría de funcionamiento del universo. El objetivo de James Tiptree Jr./Alice Bradley Sheldon no es científico ni filosófico. En absoluto. Lo que busca es la diversión y provocar admiración a través todas las ideas que surgen de su imaginación desbordante.
Desmadrada, incontrolable, imparable.
Febril.
Diarréica.
Porque yo creo que se ha pasado de frenada. Ese ansia por fascinar y maravillar con mundos y seres fantásticos provoca reserva en el mejor de los casos y rechazo en los demás. Humanos y Tyrenni yendo telepáticamente de un lado para otro por el cosmos infinito. Mentes cabalgando sobre haces de pensamiento generados por conciencias elevadas, atravesando millones de años luz en un abrir y cerrar de ojos. Entidades de tamaño inconmensurable y eternos que siempre han vagado por el espacio. Interfaces hombre-máquina establecidos sobre energía de pensamiento. Mundos virtuales creados por mentes incorpóreas. A mí tanto estupor me ha agotado. Me ha puesto e la defensiva, pensando qué nueva sorpresa me depararía el siguiente capítulo, la siguiente página. ¿Reivindicaciones feministas de las hembras Tirenni para mostrar el absurdo de la desigualdad entre sexos? ¿Por qué no?
Me cuesta creer que esta novela la ha escrito la misma autora que Cantos estelares de un viejo primate, una colección de cuentos que me dejó impresionado y que es el motivo por que he seguido leyendo a Sheldon. Según he podido comprobar tiene sólo cuatro libros traducidos al castellano. El último que me queda por leer también es una colección de cuentos: A diez mil años luz. Después de esta experiencia, me temo que no me voy a dar prisa en hacerlo.
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